sábado, 30 de octubre de 2010

Toda historia tiene un principio...

En mi familia se respira fútbol, muchos somos de Central y otros no. Aunque, la verdad sea dicha, somos más los canallas, por lo menos del lado materno, que es con quien estamos más unidos. Y como para no serlo, si después de todo fue familia de ferroviarios*. Así que imagínense lo "interesante" que han resultado algunas reuniones familiares. Es por ello, que mi madre me inculcó un dicho desde que tengo memoria: "En la mesa; de religión, política y fútbol; no se habla". Porque también se respira política, aunque no tenemos ningún familiar metido en ella.
Mis viejos y hermanos no son de Central, al igual que mi primo menor y mi abuelo, mientras que la abuela, mi tío, tía, mis dos primos mayores, mis tías abuelas ("Pepa" y Navía) y el hijo de ésta última son canallones. Si se preguntan porqué soy Canalla siendo que la flía cercana no lo es, hay dos versiones: la verdad y la que imaginaron mis viejos para consolarse (bah, a mi vieja le importa un pito el fútbol, no tiene ni idea de nada).
La historia inventada cuenta que me hice de Central porque mi abuela me sobornaba diciéndome que me compraba tal o cual cosa si me hacía Canalla. La historia verdadera dice que ambos lados de la familia me decían de qué cuadro tenía que ser, y yo, para que no me jodieran, a ambas partes les decía que era de su equipo...hasta que en un cumpleaños me agarraron todos juntos y me apretaron para que me definiera: "De Central", respondí sin dudar. Y así fue que empezó mi amor por el Canaya.
Pepa se encargó de hacerme conocer "el Gigante de Arroyito"**, y ella fue, junto con la abuela, la responsable de mi elección futbolística. La primera vez que fuimos a la cancha las mujeres no pagaban entradas, así que miren si hace tiempo. Lo que recuerdo de aquel momento es que los jugadores se veían muy chiquitos y que nos gritaban cosas por tener unas cañitas de pescar (la cancha está frente al río y nosotras habíamos ido a pescar, no duramos mucho y cuando pasamos por el estadio, vimos luz y...).
Es justo decir que también fue ella quien me hizo conocer el estadio de Nob cuando llevó a mi hermano por primera vez. Y que conste que la abuela le ha regalado cosas de Nob tanto a mi primo como a mi hermano, así que esto deja en nada la idea de que me sobornaban....
Deben saber que no es fácil ser la oveja negra de la familia. ¿Saben las veces que deseé ir a la cancha acompañada de mi viejo o de mi vieja...? Es muy lindo ver a las familias en los estadios, todos juntos sufriendo o alegrándose de la suerte que corre tu equipo. Porque no es lo mismo ir con tu primo a amiga, es otra cosa. En casa festejo sola o me encierro de la misma forma si les toca festejar a ellos. Cuando una está feliz el otro está triste y viceversa.
Cuando tuve edad suficiente comencé a ir sola, en la adolescencia, con V (una amiga) y su padre, A. Claro, una persona que va sola y no se caracteriza por su simpatía, más que un hola y chau o algún comentario sobre una jugada, no comparte más con l@s hinchas cercanos. Así que imagínense esta situación: V, A y yo presenciando un partido, de repente, ¡goool de Central! Yo levando los brazos y grito de cara a la cancha, pero repentinamente me siento arrastrada y abrazada por V y A. Quedé sorprendida, agitando los brazos indefensa y descolocada. Con el tiempo me fui acostumbrando. Cuando comencé a ir con mi primo mayor (G), ya me giraba para abrazar y ser abrazada con total fluidez.
En mi casa aprendieron que no debían hablarme cuando miraba un partido, y si Central perdía, no debían hacerlo hasta pasado un tiempo prudencial. O hasta que yo hablara. Y comía antes o después, porque durante me caía mal la comida.... Con mi viejo se puede hablar de fútbol, a pesar de ser leproso, es más, con él y sólo con él nos hacemos bromas mutuas sin que corra sangre. Yo, a verlo con la camiseta: "Uy, que frío! Trajiste el aire acondicionado portátil?" Él al verme con la camiseta a mi: "Te vas al carnaval con ese disfraz?"
Muchas veces me ha dicho que no quería que pierda Central (a menos que jugara contra ellos), porque no quería verme volver triste de la cancha. Otra declaró (tener en cuenta que es mi viejo): "Central tiene tres cosas lindas: la Marcha, la Cancha y mi hija..."
El único motivo por el cual no fui a la cancha en cumpleaños familiares o fechas como el día de la madre o el padre, fue para no escuchar a mi vieja. Ella odia el fútbol, creo que más que nada para contrarrestar que el resto de nosotros (marido e hijos), seamos apasionados de él. Aunque lo cierto es que no le gustan los deportes en general. Al principio, era una lucha ver un partido, porque había que escuchar sus quejas "todo el día fútbol, ya me tienen cansada....y blá blá blá".
No digo que esté bien, pero si ella no hubiera hecho tanto escándalo (y en el fondo yo no supiera que tiene razón y el fútbol no debe ser más importante que la familia), que no quepa ninguna duda que habría ido a la cancha sin dudar. Obvio que mi hermano lo hace y se cagó en lo gritos iniciales de ella, ahora ni se mosquea la guacha. Claro que ahora, como todos se van a ver a Nob (mi viejo y mi hermana por un lado, mi hermano por otro), ella dice que esas horas sola son un descanso merecido...
Las vueltas de la vida hicieron que que hoy me encuentre lejos de Rosario y que vea a Central sólo en la tele (con una sola excepción que relataré en otro momento). Además, a If no le gustan los deportes y mientras yo miro el partido, ella se pone a hacer sus cosas. Aunque a veces me hace compañía. Y es simpatizante de Boca.
Esas mismas vueltas de la vida hacen que ella, mujer de pocas palabras, se ponga a hablar sin parar: "¿Dónde están los (jugadores) que conocemos? ¿Núñez me gusta, por qué no lo querés? Ése es pariente del técnico (Danelón - Madelón...¡por dios, ante eso no queda más que reír!) A Méndez lo queremos, etc, etc". Mirá si serán guachas las vueltas que yo, que exigía silencio durante los partidos, en un principio admití sorprendida tal audacia y ahora las aprecio como gotas de agua en el desierto.
Mirá si la amaré que elijo ir con ella al campo, a pasear o al Congo sabiendo que juega Central. Después buscaré información desesperada, mandaré mensajes a mis viejos para que me digan cómo vamos y demases, pero mi prioridad pasó a ser ella. Eso no significa que Central signifique menos, simplemente ocupa otro lugar. Sigo sufriendo y alegrándome con el canalla y reorganizo todo lo que pueda por él, menos a ella.
Cosas de la vida.



* El Club Atlético Rosario Central fue fundado por empleados del ferrocarril en 1889.
** Nombre del Estadio de Rosario Central.