sábado, 11 de julio de 2009

El sol brilla tanto que a veces lastima




...al día siguiente...
No recordás si fue tras desayunar o después de almorzar cuando tu vieja, con cara de circunstancia te dijo que no te fueras, “que querían hablar con vos”. Oh-oh. Tanto ella como tu viejo estaban sentados a la mesa y no parecían muy amistosos que digamos. Pero bueno, nunca creíste que fuera a ser fácil... ¿o sí?
Empezaron preguntándote cómo la habías conocido, cosa que ya sabían, pero respondiste obedientemente que por internet. Sabías sin lugar a dudas que el ataque vendría por ese lado, mejor dicho, empezaría por ese lado. Te preguntaron cómo podías estar tan segura de estar enamorada. “Porque sí, si no estuviera segura no es habría dicho nada”. Quisieron saber desde cuando la conocías, respondiste que personalmente desde fines de enero y virtualmente desde fines de diciembre. Ahí abrió la boca tu viejo para darte una estocada: “Fuiste a Buenos Aires para confirmar que te gustaba. No la conocías, no sabías dónde te metías, sin embargo fuiste igual y te encamaste”. Ese sería un excelente momento para desaparecer. “No entiendo, Erica, siempre fuiste tan inteligente...y ahora salís con esto”, el tono era de enojo. Después le tocó el turno a tu vieja.
“La verdad es que te imagino con otra mujer y me das asco”, escupió. “Ayer estaba tranquila porque me tomé un tranquilizante después de hablar con vos, pero anoche no pude dormir, la cabeza no me paraba, siento que me va a explotar. No sé si voy a poder superar esto, no sé”. La posibilidad de que le pasara algo te asustó y te llenó de culpa. Te pusiste a llorar.
“Se los conté tan rápido porque no quería mentirles, no quise dejar pasar más tiempo para que no sintieran que les había tomado el pelo. No les pido que entiendan, no les exijo nada, sólo les cuento lo que me pasa. Sé cómo piensan sobre el tema y no les pedí en ningún momento que lo hagan de otra forma”. Tu madre volvió a tomar el guante: “Sí, sabés lo que pensamos, y vos pensás igual. ¿Y ahora venís con que te gusta una mujer?”, otra vez la cara de asco.
Suspirando les dijiste que era verdad, antes pensabas como ellos, pero que desde hacía unos dos o tres años atrás leíste y averiguaste sobre el tema (en blogs y otros lugares) y, poco a poco, fuiste cambiando de opinión (aunque ni por asomo te considerabas lesbiana). Te diste cuenta que antes eras una ignorante, pero eso no se los dijiste, no era el momento, y la verdad no hacía falta, no te interesaba convencerlos de nada. “A nosotros nunca nos dijiste que habías cambiado de ideas”. Cuando replicaste que en las charlas con tu viejo dejaste entrever un cambio en tu forma de pensar, ellos lo negaron. No discutiste, sería en vano. Te siguieron bombardeando desde todos los sectores. "Hacete a la idea, esa mujer nunca va a pisar esta casa", dijo alguien, aunque no recordás quién. En un momento soltaron que tanto tu hermana (17) como tu hermano (25) afirmaron saber que eras lesbiana... ¡Ah, qué bien! ¡Ellos lo sabían y vos no! Y era obvio porque te gustaba el fútbol (tanto verlo como jugarlo). “Eso es una estupidez”, exclamaste indignada.
Ellos siguieron atacando. Pasaban de ser hirientes a dolientes en cuestión de segundos. La culpa te carcomía, no por lo que sentías hacia Si, si no por el dolor que le causabas a tu familia. “¿Qué pensás hacer? ¿Lo vas a decir?”, te preguntó tu vieja. Respondiste que no tenías problema, aunque por ahí no creías necesario decírselo a tus abuelos que ya estaban muy grandes. Tu progenitora volvió al ataque: “Sí, no se lo digamos. Yo a mi mamá la quiero y no quiero que se muera”, nuevamente la mirada de odio. “No les digamos esto porque los matás. Yo tengo ganas de pegarme un tiro. No sé cómo voy a superar esto”. Otra vez culpa se adueñó de vos.
“Sabía que no les iba a resultar fácil así que estuve averiguando por internet de alguna entidad que ayude a padres de gays y lesbianas, y encontré una que suele salir en programas de tv cuando hablan del tema. Si quieren, me comunico con ellos y pregunto si tienen algún psicólogo con el que puedan hablar para que los ayude”. Tu vieja dijo que sí, porque ella sola no iba a poder salir adelante. Te martirizaron durante un tiempo más, prácticamente te acusaron de destruir la familia, antes de dejarte ir. Estabas hecha polvo.
Te sentías culpable, estabas triste y desconsolada. Si te llamó a través del MSN para enterarse de lo que había pasado y te encontró destruida. Te acompañó toda la tarde y casi toda la noche, te consoló, te mimó y secó tus lágrimas con sus palabras. “Mañana viajo”, le dijiste que no lo hiciera, que no gastara en un viaje de un sólo día, que para colmo estaba lloviendo, ¿qué iban a hacer? A ella no le importó, dijo que la necesitabas y que quería estar con vos. Te entibió el corazón, te arropó, te amó.
Pero no fue la única que te cuidó, cuando tuvo que irse por unas horas le dejó la posta a Talita para que te animara. Ella te aconsejó y dijo que les dieras tiempo, aunque también te felicitó por habérselos dicho tan rápido. Te dedicó un post y una canción que te hicieron llorar aún más. Te pasaste casi todo ese sábado gris y lluvioso llorando.
Al día siguiente te levantaste y lo único que les dijiste a tus viejos fue que no comías y que salías. Agarraste el piloto y bajo la lluvia te fuiste a buscar a Si. Fue increíble, pero con sólo verla te sentiste mejor. Dos segundos antes, si te soplaban, llorabas. Al tenerla con vos, toda la tristeza y la angustia desaparecieron. Se abrazaron, vos sonriente y ella apenada. Llovía a cántaros, pero para vos había salido el sol.
Continuará...

6 comentarios:

Artus dijo...

Eri, buen relato, por momentos, duele; aún sabiendo como termina, espero la continuación.
Bicos :)

the teary-eyed dijo...

Es muy hermoso!!
Sólo espero entender algún día por qué será que hay que pasar por la tristeza cuando se lucha por las cosas más bellas que hay en la vida. Muchas gracias por contarlo!!

talita dijo...

recuerdo ese día. recuerdo que pensé: o está loca o está muy sana.
te mando un beso enorme.

Erica dijo...

ARTUS: gracias! Ya llegará, paciencia.


THE TEARY-EYED: gracias. Hay razones que...
De nada.


TALITA: me too! ;P
jejeje y qué conclusión sacaste? Muy loca o muy sana?


Besos a todos

talita dijo...

obvio. muy loca, contrastada luego por la realidad empírica: ambas estan muy locas. y yo que le huyo a las insanas...
y aca nomás le chanto beso, ni que tanto

Erica dijo...

jajajaja siempre sostuve que los besos no se piden, pero lo tuyo es demasiado! Sé que soy irresistible, pero buscáte otra que yo estoy ocupada... :P