sábado, 27 de junio de 2009

Saliendo de la oscuridad....




No habían pasado ni 15 días desde que te pusiste de novia con Si cuando decidiste que se lo ibas a decir a tus viejos. Desde el principio le comentaste a ella que no ibas a dejar pasar mucho tiempo porque no querías mentirles o que pensaran que se lo habías ocultado. Siempre tuvieron una excelente relación, jamás les mentiste (nada importante por lo menos) y no ibas a empezar ahora.
Te sentías tironeada. Ella quería que viajes y vos querías viajar. Pero ¿cómo justificabas otro viaje tan rápido? El problema era que estabas sin trabajo, si no, no tenías que dar explicaciones de cómo gastabas tu plata. Pero principalmente, no querías mentir.
Hoy era el día. El sol se estaba ocultando y era el momento justo en que no es de noche ni de día. Empezaste a dar vueltas por la pieza tomando aire y buscando en tu cabeza las palabras necesarias, aunque sabías que llegado el momento saldría de cualquier forma. El corazón te latía a mil, tenías las manos frías, húmedas y temblorosas. Estabas hiperventilando.
Bajaste la escalera. Tu madre estaba haciendo algo en la compu. La luz estaba apagada. Estaban solas, tu viejo, tu hermana y tu hermano estaban en la cancha. Era ahora o nunca...te paraste detrás de ella, abriste la boca y...te diste media vuelta y te fuiste al baño.
Te sentaste en el sillón, ella te sonrió débilmente y volvió a mirar la pantalla. Te frotaste las manos y tomaste aire. Estabas asustada. Pero no ibas a retroceder ahora, ¿no? Estabas a un paso, mejor hacerlo de una y listo, ¿para qué seguir con la agonía? "Mami, ¿podemos hablar?"
Te miró con sorpresa. Nunca le había pedido hablar, jamás. Te dijo que sí, cerró IE sin dudar y se giró hacia vos. "Vení, vamos al patio", le pediste. Qué estúpida, qué diferencia hace el lugar? ¡Dejá de buscar tiempo, cobarde! Ibas caminando vos adelante cuando la escuchaste preguntar: "¿De cuántos meses estás?" No sabías si reír o llorar. Alcanzaste a esbozar una sonrisa y le dijiste: "No, no es eso".
Se sentaron frente a frente. La miraste, abriste la boca..."Ehhh...lo que pasa es que me enamoré...de una mujer". Viste como se puso blanca, se le "cayó" la cara. "Ay, Erica, ¿qué hiciste? ¿Y ahora qué hacemos?" Le dijiste que nada, que estabas bien, muy enamorada, que ella era muy buena...y que la conocía, era Si.
Estuvieron hablando durante un largo rato. En realidad vos eras la que hablaba atropelladamente y ella cada tanto te preguntaba algo. "Sos mi hija y te quiero, eso no cambia", declaró. Pero en algún lugar de tu inconsciente notabas que estaba shockeada porque tenía la mirada perdida. "¿Cómo se lo vamos a decir a tu papá? Con esto lo matás". Le dijiste que se lo dijeran cuando ella lo creyera conveniente, si quería esperar, esperaban. Cobarde, eso estás deseando. Te dijo que no sabía. Se dijeron una o dos cosas más y te encerraste en tu habitación.
Le mandaste un mensaje a Si: "Se lo dije a mi vieja. Creo que todo bien". Casi en seguida sonó Fly me to the moon. "¡Qué hiciste, sos una kamikaze!" fue lo primero que te dijo cuando atendiste. Le repetiste que se lo había tomado bien, que la verdad te habías sorprendido de lo tranquilo que fue todo, claro que todavía faltaba tu viejo. Seguro que apenas llegara te lo mandaba. La conocías, y no se iba a aguantar.
Sí te reprochó que se lo dijeras justo el día que ella tenía un cumpleaños, pero le aseguraste que todo estaba bien. Estuvieron charlando un rato y después se despidieron. Te quedaste en la pieza boludeando con la pc y muy contenta por cómo salieron las cosas.
Cuando escuchaste la puerta de calle te intranquilizarte un poco. Varios mensajes con Si fueron y vinieron en el ínterin. Tiempo después, golpearon a la puerta de tu pieza. Era tu papá con tu mamá tras él. "Me dijo tu mamá que querés hablar conmigo". Mierrrda.
Creés que se lo dijiste muy parecido a como te salió con tu vieja. Ver cómo se le transformaba la cara y palidecía te dolió porque sabías que lo estabas lastimando. Cuando se lo dijiste a tu mamá no tuviste tiempo de fijarte en eso, estabas demasiado ocupada hablando hasta por los codos. Pero ahora sí lo notaste y no pudiste evitar sentir dolor por su dolor.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y meneaba la cabeza. No dijo nada en un buen rato. Sólo te miraba como si no te reconociera. Después de un tiempo te preguntó: "¿es la piba que vino a casa?" le dijiste que sí. "¿Te acostaste con esa mujer?" ¡Por dios! No puedo creer que esta altura de mi vida tenga que responder esa pregunta. Esto no me está pasando... ¡Tierra, tragame! "Sí". volvió a menear la cabeza.
Un rato después dijo: "Yo sabía que esto iba a pasar, estabas mucho rato sola, leés demasiado y no salís lo suficiente..." ¿Y eso qué tiene que ver? Volvió a quedarse en silencio. La miró a tu madre, como buscando alguna explicación. Ambos se miraban indefensos, buscando respuestas o culpas.
Varias veces dijeron que te querían, que era su hija y eso no iba a cambiar, que los había matado y varias cosas más que en este momento ya no recordás. Por tu parte, les aclaraste que no esperabas ni querías que cambien su forma de pensar, que sabías lo que ellos opinaban del tema, pero que se lo querías decir porque no te gustaba mentirles.
Al final se fueron. Le mandaste un mensaje a Si contándole que tu viejo ya estaba al tanto. Minutos después te llamó. Quería saber qué había pasado, qué dijo, cómo estabas vos. Te dijo que estaba contenta y orgullosa (o algo así). En un momento empezaste a oír una especie de quejido, como el aullido de un animal o algo así, pensaste que era un perro. Pero una idea se te cruzó por la mente y no pudiste apartarla...
Le dijiste a Si que cortabas porque creías que tu viejo estaba teniendo una crisis de llanto, te despediste y bajaste. Lamentablemente no te equivocaste, era él. Estaba en la cama agarrándose la cabeza y aullando al cielo, tu vieja le pedía que se calme, tu hermano miraba en silencio sentado a los pies de la cama y tu hermana te preguntó "qué le pasaba a papi". Cuando te vio aulló un "no" seguido de un "qué hice mal" mientras miraba al cielo esperando respuesta. "Le dimos todo".
Te pusiste a llorar y te fuiste al living donde tu madre buscaba un calmante: "si quieren me voy" le dijiste. "No, no. Somos una familia, ya lo va a superar", contestó abrazándote, tu hermana se sumó al abrazo llorando y pidiendo que dejaran de lagrimear. Volvieron al cuarto, le dieron la pastilla a tu padre, quien se fue al baño.
En la pieza quedaron tu madre, tu hermano y vos. Él la miró a las dos desde los pies de la cama y haciendo gestos amanerados y afinando la voz dijo: "menos mal que no le conté lo mío, si no se corta las bolas". Las hizo reír a ambas. Vos entre risas y lágrimas le dijiste que era "un pelotudo". Tu viejo salió del baño más calmado, te abrazó y se acostó. Te fuiste a tu pieza, no sin antes repetirle a tu vieja que si querían, te ibas. Pero la respuesta de ella fue la misma.
Si te llamó y le contaste la escena, te consoló, hablaron un rato y se despidieron. Instantes después tu hermana llamó a la puerta, entró, te abrazó y te preguntó si estabas bien. Qué sorpresas te da la vida, ¿no? De todas formas pensaste que no te fue tan mal con la confesión, podría haber sido peor. O eso creíste hasta el día siguiente...