lunes, 12 de enero de 2009

Siniestra impunidad (tercera parte)

En ese momento comenzó la lenta y dificultosa investigación sobre el destino de Cecilia Giubileo, conducida por el Dr. Jorge Galloso, juez penal del Departamento Judicial de Mercedes, quien caratuló la causa como Cecilia Giubileo, Presunta privación ilegal de la libertad.
Los primeros operativos de investigación estuvieron encabezados por el comisario Néstor Lencinas, quien llevó unos diez o doce agentes a la Colonia para que, sumados a los médicos y enfermeros, comenzaran la búsqueda dentro del predio. Iban en grupos de dos o tres personas recorriendo las hectáreas y llamando a la doctora por su nombre. Lo único que quedó sin revisar, por carecer de los fondos necesarios, fue una ciénaga que formaba parte del predio. En el Renault 6 de Giubileo hallaron un atado de cigarrillos debajo del asiento del conductor, sus botas de gomas y su capa, y varias toallas. No había ningún rastro de lucha o de violencia. El tanque de nafta estaba vacío. En Casa Médica, si bien la cama de la habitación fue encontrada sin deshacer, la doctora estuvo en ese lugar, la prueba fueron los zapatos marrones que encontraron allí y que ella llevaba en su bolso. La hoja del cuaderno donde constaba la supuesta salida de la médica fue arrancada.
A medida que pasaban los días el operativo iba aumentando. Jaurías de perros adiestrados rastrearon los rincones, un helicóptero sobrevoló el lugar buscando huellas, la policía y los bomberos se internaron en viejos túneles que desde el siglo pasado comunican por el subsuelo a los pabellones encontrando, en varios de ellos, huesos humanos que aparentemente llevaban varios años en el lugar. Al mes de ocurrida la desaparición, ya eran seiscientos los testigos que habían desfilado ante los investigadores.
La familia Litardo, de Torres, denunció que el día 20 recibieron una llamada telefónica y escucharon una voz de mujer que les advirtió que “no esperaran a la doctora Giubileo porque no iría al consultorio a atender pacientes”. La Brigada de Investigaciones de Mercedes rastreó la llamada y descubrieron que salió del conmutador del Instituto Open Door, la telefonista a cargo fue interrogada, pero a las pocas horas quedó en libertad.
Se hurgó en la vida sentimental de la médica, pero todos los hombres involucrados soportaron la investigación sin que pudiera acusarse a nadie. Varios diarios publicaron en sus páginas que Giubileo no tenía definida su inclinación sexual, incluso nombraron como supuesta amante de la doctora a Graciela. “Si la ven con un hombre, hablan. Si tiene una amiga, hablan. Entonces, ¿una qué tiene que hacer, andar sola?”. Fue la indignada respuesta de la mujer. Un médico de Open Door declaró: “Se pretende adjudicarle a la doctora inclinaciones que ella jamás tuvo o demostró, como si se quisiera justificar su desaparición con ciertas desviaciones”. La policía desechó la hipótesis luego de varias averiguaciones. También surgió la idea de un posible secuestro, pero nadie pidió rescate. Se dijo que se había exiliado a un pueblo limítrofe entre Ecuador y Colombia porque se había convertido en miembro de una secta religiosa, luego se aseguró que practicaba ciencias esotéricas, pero ninguna de estas hipótesis se sostuvo durante mucho tiempo.
Se robaron una libreta, carpetas y una grabación del departamento de Cecilia. Grupos encapuchados golpearon e intentaron secuestrar a varios de sus amigos y colegas de la Colonia, pero nadie fue apresado. Al poco tiempo, la causa pasó a manos del juez Federal de Mercedes, Marcelo Heredia.
El invierno dio paso a la primavera, y esta al verano, sin embargo Cecilia Giubileo seguía sin aparecer. Un rumor que surgió por entonces fue que había sido asesinada por uno de los pacientes, pero la mayoría de los médicos de la colonia rechazaron la idea categóricamente. “Algunos especularon con la idea de que fue asesinada por uno de los internos y su cadáver fue ocultado. Cómo médicos sostenemos que para que un oligofrénico llegue al crimen tiene que tener, imprescindiblemente, un fondo epileptoide, característica esta que no se observa en la Colonia. De haber sido muerta por un interno tendría forzosamente que haber quedado un rastro. Cecilia jamás se separaba de un maletín donde llevaba todos sus documentos; ella desapareció y también desapareció su maletín, que estaba en la habitación de residentes. ¿Nos quieren hacer creer que un oligofrénico la mató en los jardines y después entró a la habitación, robó el maletín y después también lo hizo desaparecer? De ser así detrás del brazo ejecutor tendría que haber un autor intelectual”.
Con el tiempo los investigadores se fueron quedando sin pistas y el caso dejó de ser noticia. Poco a poco el pueblo fue recuperando su rutina habitual, aunque cada tanto, surgía algún rastro que recuperaba el interés de los medios y la gente. La llegada de una parapsicóloga que aseguró poder encontrar a la doctora instaló el caso en la tapas de los diarios otra vez. Pidió una foto y comenzó a recorrer las hectáreas de la clínica. Luego de unas semanas declaró públicamente que Cecilia Giubileo nunca había abandonado la Colonia y que se hallaba en el fondo de la ciénaga. La policía jamás tomó en cuenta los dichos de la mujer.

Continuará...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

no me parece nada divertido este lado oscuro, la impunidad y el asesinato sin resolver.
no comprendo que parte del lado oscuro te parece divertido...
o sos una sadica, o no estoy entendiendote..

Erica dijo...

El título del blog no tiene mucho que ver con las historias que se cuentan acá, simplemente me gustó y lo puse. Cada historia tiene su título particular y es el que la identifica.


Saludos

Anónimo dijo...

Ok, sorry.
Un saludo

Erica dijo...

No hay problema.

Saludos