sábado, 26 de diciembre de 2009

Un día como hoy...

...nos encontrábamos Talita y yo chateando a más no poder. Era tarde, pasada las doce de la noche. De repente, veo que If, una reciente comentarista de T, escribe un comentario que sobre algo que dije, así que le respondo. Obvio que al mismo tiempo seguía boludeando con la autora del blog.
Comentario va, comentario viene termino diciéndole a Talita que If estaba online: "¿Qué te parece si la invitamos a chatear?", T acepta. Mientras yo le escribo un mail que decía: "Si está tan aburrida como nosotras, la invitamos a charlar por msn", o algo por el estilo, T la agregó de prepo.
Esa noche el menàge duró como seis horas, creo que no hace falta decir que nos acostamos como a las seis de la mañana, no?
Al día siguiente me dirigiste la palabra por msn y charlamos millones de horas, sólo nos interrumpimos para cenar, pero después la cita continuó. Al otro día pasó lo mismo. Para colmo, mi ladera se fue al sur y nos dejó solas. Cualquiera diría que hicimos un desastre! Un hermoso desastre. Chateábamos tanto que sólo dormíamos unas horas.
Resulta que un día llega un msj de Talita preguntando como estoy al que respondí: "Bien, chateando hasta las mil quinientas con If", la respuesta fue algo así como: "Si siguen así van a terminar enamoradas ustedes dos". Cuando le dije que en eso andábamos, enloqueció.

Hola amor, hace un año nos "conocimos" y fue de lo mejor que me pasó en la vida. Me hacés muy feliz y te amo con locura.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

En esta tarde gris...



…me brotó decirte que te amo profundamente.
Y agregar que adoro tus ojitos verdes, que cuando me mirás amenazadoramente me resulta imposible recatarme, porque lo único que puedo pensar es en sonreír y sugerirte con voz profunda: “¡sí, pegáme y llamáme Marta!
Otra cosa que me encanta es tu largo pelo negro. El muy turro en un principio intentó ahogarme y enredarme entre sus hebras, la verdad es que se portó como todo un guardián. Pero ya me ha dejado entrar y ahora sólo me hace alguna que otra cosquilla en la nariz. Es hermoso cuando está suelto, te hace parecer una guerrera amazona, pero me gusta mucho más cuando está recogido y deja al aire tu irresistible cuello.
Mmm…esa parte de tu cuerpo es la tentación pura para mis labios, ellos sólo quieren besarlo con adoración. Y ni hablar del lugar justo donde se juntan el hombro y el susodicho cuello, ese escondrijo es droga para mis labios.
Me pone toda blandita y tonta cuando sos dulce y mimosa, me dan ganas de abrazarte fuerte y no soltarte más. Decir que quisiera bajar corriendo de una montaña al grito de Jerónimo, es demasiado, ¿no? *
El tenerte abrazada cuando bailamos en tu cuarto tarareando Strangers in the night, es hermoso, pero hacerlo en el campo bajo la luz de la luna y con las estrellas espiando, es insuperable.
Para ir terminando (así me dedico a trabajar…), te diré que tus piecitos son sexys y que ese huequito que se forma entre tu labio inferior y la barbilla fue hecho para mi labios.
¿Te dije que te quiero?


*Referencia a El complot

sábado, 11 de julio de 2009

El sol brilla tanto que a veces lastima




...al día siguiente...
No recordás si fue tras desayunar o después de almorzar cuando tu vieja, con cara de circunstancia te dijo que no te fueras, “que querían hablar con vos”. Oh-oh. Tanto ella como tu viejo estaban sentados a la mesa y no parecían muy amistosos que digamos. Pero bueno, nunca creíste que fuera a ser fácil... ¿o sí?
Empezaron preguntándote cómo la habías conocido, cosa que ya sabían, pero respondiste obedientemente que por internet. Sabías sin lugar a dudas que el ataque vendría por ese lado, mejor dicho, empezaría por ese lado. Te preguntaron cómo podías estar tan segura de estar enamorada. “Porque sí, si no estuviera segura no es habría dicho nada”. Quisieron saber desde cuando la conocías, respondiste que personalmente desde fines de enero y virtualmente desde fines de diciembre. Ahí abrió la boca tu viejo para darte una estocada: “Fuiste a Buenos Aires para confirmar que te gustaba. No la conocías, no sabías dónde te metías, sin embargo fuiste igual y te encamaste”. Ese sería un excelente momento para desaparecer. “No entiendo, Erica, siempre fuiste tan inteligente...y ahora salís con esto”, el tono era de enojo. Después le tocó el turno a tu vieja.
“La verdad es que te imagino con otra mujer y me das asco”, escupió. “Ayer estaba tranquila porque me tomé un tranquilizante después de hablar con vos, pero anoche no pude dormir, la cabeza no me paraba, siento que me va a explotar. No sé si voy a poder superar esto, no sé”. La posibilidad de que le pasara algo te asustó y te llenó de culpa. Te pusiste a llorar.
“Se los conté tan rápido porque no quería mentirles, no quise dejar pasar más tiempo para que no sintieran que les había tomado el pelo. No les pido que entiendan, no les exijo nada, sólo les cuento lo que me pasa. Sé cómo piensan sobre el tema y no les pedí en ningún momento que lo hagan de otra forma”. Tu madre volvió a tomar el guante: “Sí, sabés lo que pensamos, y vos pensás igual. ¿Y ahora venís con que te gusta una mujer?”, otra vez la cara de asco.
Suspirando les dijiste que era verdad, antes pensabas como ellos, pero que desde hacía unos dos o tres años atrás leíste y averiguaste sobre el tema (en blogs y otros lugares) y, poco a poco, fuiste cambiando de opinión (aunque ni por asomo te considerabas lesbiana). Te diste cuenta que antes eras una ignorante, pero eso no se los dijiste, no era el momento, y la verdad no hacía falta, no te interesaba convencerlos de nada. “A nosotros nunca nos dijiste que habías cambiado de ideas”. Cuando replicaste que en las charlas con tu viejo dejaste entrever un cambio en tu forma de pensar, ellos lo negaron. No discutiste, sería en vano. Te siguieron bombardeando desde todos los sectores. "Hacete a la idea, esa mujer nunca va a pisar esta casa", dijo alguien, aunque no recordás quién. En un momento soltaron que tanto tu hermana (17) como tu hermano (25) afirmaron saber que eras lesbiana... ¡Ah, qué bien! ¡Ellos lo sabían y vos no! Y era obvio porque te gustaba el fútbol (tanto verlo como jugarlo). “Eso es una estupidez”, exclamaste indignada.
Ellos siguieron atacando. Pasaban de ser hirientes a dolientes en cuestión de segundos. La culpa te carcomía, no por lo que sentías hacia Si, si no por el dolor que le causabas a tu familia. “¿Qué pensás hacer? ¿Lo vas a decir?”, te preguntó tu vieja. Respondiste que no tenías problema, aunque por ahí no creías necesario decírselo a tus abuelos que ya estaban muy grandes. Tu progenitora volvió al ataque: “Sí, no se lo digamos. Yo a mi mamá la quiero y no quiero que se muera”, nuevamente la mirada de odio. “No les digamos esto porque los matás. Yo tengo ganas de pegarme un tiro. No sé cómo voy a superar esto”. Otra vez culpa se adueñó de vos.
“Sabía que no les iba a resultar fácil así que estuve averiguando por internet de alguna entidad que ayude a padres de gays y lesbianas, y encontré una que suele salir en programas de tv cuando hablan del tema. Si quieren, me comunico con ellos y pregunto si tienen algún psicólogo con el que puedan hablar para que los ayude”. Tu vieja dijo que sí, porque ella sola no iba a poder salir adelante. Te martirizaron durante un tiempo más, prácticamente te acusaron de destruir la familia, antes de dejarte ir. Estabas hecha polvo.
Te sentías culpable, estabas triste y desconsolada. Si te llamó a través del MSN para enterarse de lo que había pasado y te encontró destruida. Te acompañó toda la tarde y casi toda la noche, te consoló, te mimó y secó tus lágrimas con sus palabras. “Mañana viajo”, le dijiste que no lo hiciera, que no gastara en un viaje de un sólo día, que para colmo estaba lloviendo, ¿qué iban a hacer? A ella no le importó, dijo que la necesitabas y que quería estar con vos. Te entibió el corazón, te arropó, te amó.
Pero no fue la única que te cuidó, cuando tuvo que irse por unas horas le dejó la posta a Talita para que te animara. Ella te aconsejó y dijo que les dieras tiempo, aunque también te felicitó por habérselos dicho tan rápido. Te dedicó un post y una canción que te hicieron llorar aún más. Te pasaste casi todo ese sábado gris y lluvioso llorando.
Al día siguiente te levantaste y lo único que les dijiste a tus viejos fue que no comías y que salías. Agarraste el piloto y bajo la lluvia te fuiste a buscar a Si. Fue increíble, pero con sólo verla te sentiste mejor. Dos segundos antes, si te soplaban, llorabas. Al tenerla con vos, toda la tristeza y la angustia desaparecieron. Se abrazaron, vos sonriente y ella apenada. Llovía a cántaros, pero para vos había salido el sol.
Continuará...

sábado, 27 de junio de 2009

Saliendo de la oscuridad....




No habían pasado ni 15 días desde que te pusiste de novia con Si cuando decidiste que se lo ibas a decir a tus viejos. Desde el principio le comentaste a ella que no ibas a dejar pasar mucho tiempo porque no querías mentirles o que pensaran que se lo habías ocultado. Siempre tuvieron una excelente relación, jamás les mentiste (nada importante por lo menos) y no ibas a empezar ahora.
Te sentías tironeada. Ella quería que viajes y vos querías viajar. Pero ¿cómo justificabas otro viaje tan rápido? El problema era que estabas sin trabajo, si no, no tenías que dar explicaciones de cómo gastabas tu plata. Pero principalmente, no querías mentir.
Hoy era el día. El sol se estaba ocultando y era el momento justo en que no es de noche ni de día. Empezaste a dar vueltas por la pieza tomando aire y buscando en tu cabeza las palabras necesarias, aunque sabías que llegado el momento saldría de cualquier forma. El corazón te latía a mil, tenías las manos frías, húmedas y temblorosas. Estabas hiperventilando.
Bajaste la escalera. Tu madre estaba haciendo algo en la compu. La luz estaba apagada. Estaban solas, tu viejo, tu hermana y tu hermano estaban en la cancha. Era ahora o nunca...te paraste detrás de ella, abriste la boca y...te diste media vuelta y te fuiste al baño.
Te sentaste en el sillón, ella te sonrió débilmente y volvió a mirar la pantalla. Te frotaste las manos y tomaste aire. Estabas asustada. Pero no ibas a retroceder ahora, ¿no? Estabas a un paso, mejor hacerlo de una y listo, ¿para qué seguir con la agonía? "Mami, ¿podemos hablar?"
Te miró con sorpresa. Nunca le había pedido hablar, jamás. Te dijo que sí, cerró IE sin dudar y se giró hacia vos. "Vení, vamos al patio", le pediste. Qué estúpida, qué diferencia hace el lugar? ¡Dejá de buscar tiempo, cobarde! Ibas caminando vos adelante cuando la escuchaste preguntar: "¿De cuántos meses estás?" No sabías si reír o llorar. Alcanzaste a esbozar una sonrisa y le dijiste: "No, no es eso".
Se sentaron frente a frente. La miraste, abriste la boca..."Ehhh...lo que pasa es que me enamoré...de una mujer". Viste como se puso blanca, se le "cayó" la cara. "Ay, Erica, ¿qué hiciste? ¿Y ahora qué hacemos?" Le dijiste que nada, que estabas bien, muy enamorada, que ella era muy buena...y que la conocía, era Si.
Estuvieron hablando durante un largo rato. En realidad vos eras la que hablaba atropelladamente y ella cada tanto te preguntaba algo. "Sos mi hija y te quiero, eso no cambia", declaró. Pero en algún lugar de tu inconsciente notabas que estaba shockeada porque tenía la mirada perdida. "¿Cómo se lo vamos a decir a tu papá? Con esto lo matás". Le dijiste que se lo dijeran cuando ella lo creyera conveniente, si quería esperar, esperaban. Cobarde, eso estás deseando. Te dijo que no sabía. Se dijeron una o dos cosas más y te encerraste en tu habitación.
Le mandaste un mensaje a Si: "Se lo dije a mi vieja. Creo que todo bien". Casi en seguida sonó Fly me to the moon. "¡Qué hiciste, sos una kamikaze!" fue lo primero que te dijo cuando atendiste. Le repetiste que se lo había tomado bien, que la verdad te habías sorprendido de lo tranquilo que fue todo, claro que todavía faltaba tu viejo. Seguro que apenas llegara te lo mandaba. La conocías, y no se iba a aguantar.
Sí te reprochó que se lo dijeras justo el día que ella tenía un cumpleaños, pero le aseguraste que todo estaba bien. Estuvieron charlando un rato y después se despidieron. Te quedaste en la pieza boludeando con la pc y muy contenta por cómo salieron las cosas.
Cuando escuchaste la puerta de calle te intranquilizarte un poco. Varios mensajes con Si fueron y vinieron en el ínterin. Tiempo después, golpearon a la puerta de tu pieza. Era tu papá con tu mamá tras él. "Me dijo tu mamá que querés hablar conmigo". Mierrrda.
Creés que se lo dijiste muy parecido a como te salió con tu vieja. Ver cómo se le transformaba la cara y palidecía te dolió porque sabías que lo estabas lastimando. Cuando se lo dijiste a tu mamá no tuviste tiempo de fijarte en eso, estabas demasiado ocupada hablando hasta por los codos. Pero ahora sí lo notaste y no pudiste evitar sentir dolor por su dolor.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y meneaba la cabeza. No dijo nada en un buen rato. Sólo te miraba como si no te reconociera. Después de un tiempo te preguntó: "¿es la piba que vino a casa?" le dijiste que sí. "¿Te acostaste con esa mujer?" ¡Por dios! No puedo creer que esta altura de mi vida tenga que responder esa pregunta. Esto no me está pasando... ¡Tierra, tragame! "Sí". volvió a menear la cabeza.
Un rato después dijo: "Yo sabía que esto iba a pasar, estabas mucho rato sola, leés demasiado y no salís lo suficiente..." ¿Y eso qué tiene que ver? Volvió a quedarse en silencio. La miró a tu madre, como buscando alguna explicación. Ambos se miraban indefensos, buscando respuestas o culpas.
Varias veces dijeron que te querían, que era su hija y eso no iba a cambiar, que los había matado y varias cosas más que en este momento ya no recordás. Por tu parte, les aclaraste que no esperabas ni querías que cambien su forma de pensar, que sabías lo que ellos opinaban del tema, pero que se lo querías decir porque no te gustaba mentirles.
Al final se fueron. Le mandaste un mensaje a Si contándole que tu viejo ya estaba al tanto. Minutos después te llamó. Quería saber qué había pasado, qué dijo, cómo estabas vos. Te dijo que estaba contenta y orgullosa (o algo así). En un momento empezaste a oír una especie de quejido, como el aullido de un animal o algo así, pensaste que era un perro. Pero una idea se te cruzó por la mente y no pudiste apartarla...
Le dijiste a Si que cortabas porque creías que tu viejo estaba teniendo una crisis de llanto, te despediste y bajaste. Lamentablemente no te equivocaste, era él. Estaba en la cama agarrándose la cabeza y aullando al cielo, tu vieja le pedía que se calme, tu hermano miraba en silencio sentado a los pies de la cama y tu hermana te preguntó "qué le pasaba a papi". Cuando te vio aulló un "no" seguido de un "qué hice mal" mientras miraba al cielo esperando respuesta. "Le dimos todo".
Te pusiste a llorar y te fuiste al living donde tu madre buscaba un calmante: "si quieren me voy" le dijiste. "No, no. Somos una familia, ya lo va a superar", contestó abrazándote, tu hermana se sumó al abrazo llorando y pidiendo que dejaran de lagrimear. Volvieron al cuarto, le dieron la pastilla a tu padre, quien se fue al baño.
En la pieza quedaron tu madre, tu hermano y vos. Él la miró a las dos desde los pies de la cama y haciendo gestos amanerados y afinando la voz dijo: "menos mal que no le conté lo mío, si no se corta las bolas". Las hizo reír a ambas. Vos entre risas y lágrimas le dijiste que era "un pelotudo". Tu viejo salió del baño más calmado, te abrazó y se acostó. Te fuiste a tu pieza, no sin antes repetirle a tu vieja que si querían, te ibas. Pero la respuesta de ella fue la misma.
Si te llamó y le contaste la escena, te consoló, hablaron un rato y se despidieron. Instantes después tu hermana llamó a la puerta, entró, te abrazó y te preguntó si estabas bien. Qué sorpresas te da la vida, ¿no? De todas formas pensaste que no te fue tan mal con la confesión, podría haber sido peor. O eso creíste hasta el día siguiente...

miércoles, 27 de mayo de 2009

Premio Mariposa



La srta. Fiamma me ha dado un premio, el cual agradezco infinitamente. Ahora me toca a mí devolver el mismo. Se me complica elegir 10 porque no son tantos los que leo y además no quiero repetir premiados, así que si me falta...ya veré qué hago.
Estas son las instrucciones que deben seguir los nominados.

1. Colocar el logo en el blog.

2. Escoger a 10 blogs que demuestren gran actitud o para los que tienen un gran agradecimiento.

3. Publicar los enlaces de sus nominados.

4. Informarles de que recibieron este premio comentando en sus blogs.

5. Compartir el cariño, publicar el link de este post y la persona de quien se ha recibido este premio
Y los ganadores son....

Bueno, debo 2, si encuentro otros blogs que me gusten y que no hayan sido premiados me pondré al día.

lunes, 11 de mayo de 2009

Te propongo...




Te propongo,
disfrutar de una mañana
caminando de mi mano
o una flor en tu ventana
o que algún violín gitano
nos regale con su voz

Te propongo,
elegir la cartelera de algún cine continuado
o tal vez mirar vidrieras
te propongo cosas simples
son las cosas de este amor

Yo no te propongo el sol,
ni las estrellas
tampoco yo te ofrezco
un castillo de ilusión
yo tengo para darte tan solo cosas buenas
triviales y sencillas
las cosas de este amor
Te propongo,
un amanecer cualquiera
aferrada de mi brazo
compartiendo una quimera
te propongo simplemente

Te propongo que me quieras

lunes, 27 de abril de 2009

...And they lived happily...

No sabía qué tema musical elegir para este post, pero cuando leí la letra de Crazy for you, no lo dudé. Leerla fue como oír mucho de lo que vos pensabas en ese momento y me decías con la mirada, esa que yo no me animaba a enfrentar. Considero que es la pieza exacta para este post.



El micro entró a Retiro. Cuando fue obvio en cuál plataforma iba a estacionar, comenzaste a buscarla con la mirada. En una (o varias) de sus maratónicas charlas, le dijiste en broma que mejor se mostraban una foto de cada una, porque "no vaya a ser cosa que te fueras con otra por error". Cuando terminaste de verla te advirtió: "Ahora no tenés excusa".
Ahí estaba, algo recostada contra el vidrio exterior de la terminal. Tenía el pelo negro y largo, muy largo; llevaba puesta una remera roja; una pollera larga de color negro; ojotas del mismo color y uno de sus típicos bolsitos. Intentabas no pensar en nada. Se encendió el piloto automático que a veces se hacía cargo de la situación cuando te ganaban los nervios, el miedo o ambos. Había llegado la hora de la verdad. Estaban ante el tan temido y anhelado Machu Picchu.
Se abrió la puerta y bajaste del micro. Te dirigiste hacia ella sin mirarla directamente, pero notaste que se enderezaba y daba unos pasos hacia vos. Se saludaron sin dudar con un beso en la mejilla. ¡Qué lindo perfume!, exclamó tu cerebro. Empezaron a caminar hacia la salida.
Estabas nerviosa y te había atacado la timidez, pero como sólo estaban ustedes dos, no podías quedarte callada para observar y escuchar hasta entrar en confianza. Por eso la espiabas por el rabillo del ojo. Ella no despegaba la mirada del piso. El piloto automático puso en marcha el Plan B. Comenzaste a hablar de cualquier cosa sin parar. Le hiciste bromas y preguntas tontas. ¡Pero qué lindo perfume!, te gritaba el cerebro. Querías que te hable. Buscabas que te mire.
Fue un segundo, pero lo conseguiste. ¡Qué hermosos ojos! Verdes, son verdes. Ya iban sentadas codo a codo al final del colectivo cuando ella comenzó a mirarte más seguido, aunque de forma fugaz. Tus sentidos desconectaron el piloto automático y tomaron el control. Cada vez que percibías su perfume, cerrabas los ojos mentalmente para aspirar con infinito placer e intentabas por todos los medios que sus ojos se cruzaran con los tuyos para deleitarte con ellos. Te habías vuelto adicta.
A partir de ese preciso instante, tu nariz buscó su perfume en cada oportunidad. Tu cuerpo, siguiendo las órdenes del instinto, se acercaba a ella en todo momento. Fue peor cuando volviste a tu ciudad porque, como adicta que eras, lo buscabas sin cesar. Cualquier indicio de perfume disparaba las alarmas e instantáneamente tenías vívidos recuerdos suyos. Pero casi en seguida, el cerebro te informaba con pesar que no era su olor y que ella no estaba con vos. Al instante, un suspiro melancólico escapaba de tus labios.
Sus ojos eran otra historia. Si al principio era ella la que no te miraba y vos la que buscaba su mirada, cuando te preguntó qué querías y vos; asustada, sin pensar y estúpidamente; te escudaste en la amistad,
la situación se dio vuelta. No podías enfrentar lo que te decían, gritaban, susurraban y pedían sus ojos. ¿Sabes por qué? Porque su mirada te llegaba al alma cada vez que se encontraba con la tuya, porque hacía que el corazón te doliera de las ganas que te daba de abrazarla fuerte contra vos y decirle que te habías enamorado profunda y totalmente.
Tontamente, creíste que cuando todo terminara nada iba a cambiar. Pero ya la noche anterior a irte, empezaste a sentir una pequeña molestia en la zona del tórax que con el correr de las horas se transformó en enorme. Notabas los pulmones contraídos y tenías la sensación de que te faltaba el aire.
Pero había algo peor, esas terribles ganas de llorar. ¿Y por qué tenías tanta necesidad de estar cerca de ella, de sentirla?
El tiempo que tuvieron que esperar en la terminal fue un suplicio. El sólo pensar en subir al micro te ahogaba. Para colmo no podías decirle lo que te pasaba, porque sino, ibas a tener que pensar y contarle la causa. Y eso estaba fuera de discusión. Despedirte de ella fue muy difícil. Se abrazaron. Le diste un beso suave en el cuello. Subiste al cole, te acomodaste y la buscaste en la plataforma.
No alcanzabas a entender porqué tenías tantas ganas de llorar. Estás enamorada, estúpida. "¿Y cómo sé si es verdad?" Porque tenés unas ganas terribles de llorar, te duele el pecho y casi no podés respirar. Además, nunca sentiste todo esto por despedirte de una amiga, ¿no? "Pero podría ser otra cosa, ¿cómo puedo estar segura? ¿Y si me equivoco?" No te equivocás.
No estaba. Se había ido sin esperar a que pudieras verla, sin que pudieras despedirte. A la maraña de emociones que te invadían se sumaron el enojo y el dolor, pero también el entendimiento. Totalmente confundida y shockeada, le mandaste un mensaje: "Te fuiste!?". Al mismo tiempo recibiste uno de ella: "Chau linda! Buen viaje. Un beso". Cuando por fin conseguiste aplacar un poco la conmoción mental, física y sentimental, te pusiste a revivir esos días. Volvías a casa, pero tenías la sensación de que ahora tu corazón estaba en otro lado. Por suerte, fuiste lo suficientemente inteligente como para dejarle migas en el camino (y avisarle), y ella tuvo la paciencia y el amor de recogerlas.

Una amiga escribió: "...llegar a la meta no es lo más importante, lo importante es disfrutar, saborear y sufrir el camino. Machu Picchu es una utopía, nunca se llega, siempre va a haber otro viaje que emprender..." * Alcanzar la meta no es una utopía, es posible. Lo que hay que hacer una vez que se alcanza, es poner una nueva.
Nosotras llegamos al Machu Picchu, ahora vayamos por otro. Disfrutemos el camino, suframoslo, saboreemoslo, hagamos a un lado las piedras y pidamosnos ayuda sin miedo. Alcancemos esa segunda meta y vayamos por otra y otra y otra y...
Te amo. Y espero, dentro de 50 años, estar a tu lado para alcanzarte el bastón y que vos estés al lado mío para ayudarme a buscar la dentadura postiza (que perdí la noche anterior).

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMOR!!!


Cero
* Extraído del blog Mujeres imposibles, el post se llama Urumbanda.

domingo, 26 de abril de 2009

Porque amás Erasure...




...¡¡¡subí el volúmen y cantala a los gritos!!!

I try to discover
A little something to make me sweeter
Oh baby refrain from breaking my heart
I'm so in love with you
I'll be forever blue
That yo give me no reason
Why you're making me work so hard

That you give me no
That you give me no
That you give me no
That you give me no

Soul, i hear you calling
Oh baby please give a little respect to me

And if i should falter
Would you open your arms out to me
We can make love not war
And live at peace in our hearts
I'm so in love with you
I'll be forever blue
What religion or reason
Could drive a man to forsake his lover

Don't you tell me no
Don't you tell me no
Don't you tell me no
Don't you tell me no

Soul, i hear you calling
Oh baby please give a little respect to me

I'm so in love with you
I'll be forever blue
That you give me no reason
You know you're making me work so hard

That you give me no
That you give me no
That you give me no
That you give me no

Soul, i hear you calling
Oh baby please give a little respect to me

Soul, i hear you calling
Oh baby please give a little respect to me




...1...

sábado, 25 de abril de 2009

Rosas para vos corazón





En un día de estos en que suelo pensar
“ hoy va a ser el día menos pensado”,
nos hemos cruzado, has decidido mirar,
a los ojitos azules que ahora van a tu lado

Desde el momento en el que te conocí
resumiendo con prisas Tiempo de Silencio
te juro que a nadie le he vuelto a decir
que tenemos el récord del mundo en querernos.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.
Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."

Escapando una noche de un bostezo de sol
me pediste que te diera un beso.
Con lo baratos que salen mi amor,
qué te cuesta callarme con uno de esos.

Pasaron seis meses y me dijiste adiós,
un placer coincidir en esta vida.
Allí me quedé, en una mano el corazón,
y en la otra excusas que ni tú entendías.

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.
Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
donde los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."

Y es que empiezo a pensar
que el amor verdadero es tan sólo el primero.
Y es que empiezo a sospechar
que los demás son sólo para olvidar...

Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así.
Y aún me parece mentira que se escape mi vida
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
dondé los viernes cada tarde, como siempre,
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."



...2...

viernes, 24 de abril de 2009

Ya sabes porqué...




Sólo si pudiera estar contigo,
Tú dormida entre mis brazos
Y mirarte en el silencio
Sólo pudiera dibujarte una escena de mis sueños
Donde siempre estás presente
Con sólo tenerte aquí
Decirte lo que yo siento

Es que me gusta tu cara, me gusta tu pelo
Soñar con tu voz
cuando dices te quiero
Me gusta abrazarte,
Perderme en tu aroma
Poder encontrar en tus ojos el cielo
Me gusta tu risa, me gusta tu boca
Me gusta creer que por mí tú estás loca
Cómo quiero que sientas conmigo la calma
Y cuando llegue la noche, cuidarte el alma

Como despertar en la distancia
Sin tu piel junto a la mía
Amando tu fotografía
Podemos mandar besos con el viento,
Mirar la luna al mismo tiempo
Contar un día más
Con sólo tenerte aquí....
No sabes lo que me faltas...

Es que me gusta tu cara, me gusta tu pelo
Soñar con tu voz
cuando dices te quiero
Me gusta abrazarte, perderme en tu aroma
Poder encontrar en tus ojos el cielo
Me gusta tu risa, me gusta tu boca
Me gusta creer que por mí, tú estás loca
Como quiero que sientas conmigo la calma
Y cuando llegue la noche, cuidarte el alma

Y pesar de todo
Y sin darnos cuenta
Estaré en tu puerta diciéndote otra vez

Es que me gusta tu cara, me gusta tu pelo
Soñar con tu voz
cuando dices te quiero
Me gusta abrazarte, perderme en tu aroma
Poder encontrar en tus ojos el cielo
Me gusta tu risa, me gusta tu boca
Me gusta creer que por mí tú estás loca
Como quiero que sientas conmigo la calma
Y cuando llegue la noche, cuidarte el alma.



...3...


jueves, 23 de abril de 2009

Todo tiene una razón de ser...

Te habrás dado cuenta que desde el lunes, todos los post son musicales. Y supongo que sabrás que son dedicados a vos exclusivamente. Algunos temas los elegí porque sé que te gustan, otros porque es lo que me inspirás. Vos sabés cuál es cuál.
Esto seguirá así hasta que la cuenta llegue a cero, después seguramente el blog recuperará su ritmo normal.
Para hoy te dejo 'Mi segundo amor' de Chavela Vargas, me la nombraste hace unas noches, me costó encontrarla, pero acá está y es toda tuya.



Yo tuve un amor
y me tricionó
dejándome en el alma
una desilusión.

Tuve de aquel amor
una amarga impresión
y de casualidad
te presentaste tú.

Tú mi segundo amor
fue que vino a borrar
esa duda constante
que yo tenía
culpa del otro amor
en quien yo creía.

Yo que siempre creí
que sólo había un amor
hoy contigo aprendí
que hay un segundo amor.



...4...

miércoles, 22 de abril de 2009

Porque sé cuanto te gusta Metallica




So close, no matter how far
Couldn't be much more from the heart

Forever trusting who we are

And nothing else matters

Never opened myself this way
Life is ours, we live it our way

All these words I don't just say

And nothing else matters


Trust I seek and I find in you

Every day for us something new

Open mind for a different view

And nothing else matters


Never cared for what they do

Never cared for what they know
But I know

So close, no matter how far

Couldn't be much more from the heart

Forever trusting who we are

And nothing else matters

Never cared for what they do
Never cared for what they know
But I know

Never opened myself this way
And life is ours, we live it our way

All these words I don't just say

And nothing else matters, yeah

Trust I seek and I find in you

Every day for us, something new

Open mind for a different view

And nothing else matters

Never cared for what they say
Never cared for games they play
Never cared for what they do
Never cared for what they know
And I know, yeah

So close, no matter how far
Couldn't be much more from the heart

Forever trusting who we are

And nothing else matters



...5...


martes, 21 de abril de 2009

Dejaré que Elvis hable por mi....


...porque el Rey nos gusta a ambas....

Cuando nadie más me entendía

Cuando todo lo que hacía estaba mal
Tú me consolate y me diste esperanzas
Me diste fuerzas para continuar

Y siempre estás ahí para echarme una mano
En todo lo que hago
Eso es lo maravilloso
Lo maravilloso de ti

Y cuando sonríes el mundo es más brillante
Me tocas la mano y soy una reina (un rey)
Para mí, tus besos valen una fortuna
Tu amor lo es todo para mí

Supongo que nunca sabré la razón por la cual
Me amas como lo haces
Eso es lo maravilloso
Lo maravilloso de ti

Supongo que nunca sabré la razón por la cual
Me amas como lo haces
Eso es lo maravilloso
Lo maravilloso de ti


...6...

lunes, 20 de abril de 2009

¡Teléfono, Si...!



No es Año nuevo para celebrar
No hay corazones de dulce cubiertos con chocolate para regalar
No comienza la primavera
Ni hay canción para cantar
De hecho, es sólo un día más
No hay lluvia de abril
Ni florecen pimpollos
Tampoco hay una boda en un sábado de junio
Pero sí es, una gran verdad
Hecha de estas dos (tres) palabras que debo decirte

Sólo llamé para decirte que te amo
Sólo llamé para decirte cuánto me importas
Sólo llamé para decirte que te amo
Y lo digo desde el fondo de mi corazón

No es un verano espectacular
Ni un julio caluroso
No hay luna llena que ilumine una tierna noche de agosto
No hay hay brisa de otoño
Ni hojas cayendo
Ni siquiera es tiempo de que los pájaros vuelen hacia los cielos del sur
No hay sol de Libra
No es Halloween
Ni tiempo de agradecer toda la alegría que la Navidad te da
Pero sí es, aunque viejo algo tan nuevo
Para llenar tu corazón como ningunas otras palabras harán jamás

Sólo llamé para decirte que te amo
Sólo llamé para decirte cuánto me importas, tanto
Sólo llamé para decirte que te amo
Y lo digo desde el fondo de mi corazón

Sólo llamé para decirte que te amo
Sólo llamé para decirte cuánto me importas, tanto
Sólo llamé para decirte que te amo
Y lo digo desde el fondo de mi corazón, de mi corazón,
nena, de mi corazón



Comienza la cuenta regresiva...7...

domingo, 19 de abril de 2009

Toda historia tiene un principio...

Alineación al centro

Lo primero que conociste de ella (Si) fueron sus comentarios en un blog de arqueología. Por sus conocimientos, tanto vos como tu amiga y dueña del blog (T), la creyeron arqueóloga. Pasaron tres jornadas desde que Si comenzó a escribir, en las cuales vos leíste sus comentarios y ella los tuyos, pero nunca cruzaron "palabras" entre sí. Hasta que en el tercer día, gracias al Dial up, Si cruzó la línea y te habló. Vos tomaste el guante y declaraste con rotundidad: "Me caés bien, sabélo". Ése fue el principio de la historia, pero ellas no lo sabían aún.
Parece que el 3 era EL número, porque pasados esa cantidad de días, T y vos se encontraban chateando y, a pesar de que era tarde, recibiste en tu mail un comentario que Si hizo en el blog. Respondiste en seguida y ella te imitó. "Che, Si está conectada, ¿querés que la invitemos?", le preguntaste a T. Mientras vos le enviaste un brevísimo mail incitandola a sumarse a la charla, T la agregó sin prolegómenos. A partir de ahí, no dejaron de hablar.
Al otro día, ella volvió a dar el primer paso. "Pese al 'ausente', le dejo un Hola", te dijo a través del Msn. Fueron once horas de charla en la que se contaron todo. La una supo de la otra cosas que nadie más sabía. Ellas, que jamás contaban nada personal, se dijeron todo. Esa semana nunca se fueron a dormir antes de las 5 de la mañana.
El segundo día de confidencias creyeron que serían unas amigas increíbles. Pero una o dos semanas después, otra línea fue cruzada. Si aún hoy afirma que fue tu culpa, vos declarás que ella te indujo. Pero ninguna dio marcha atrás. Enero se fue poniendo cada vez más intenso y cálido. Tus 'Te quiero' llevaban puesto el disfraz de la amistad, sus 'Te quiero' no dejaban lugar para la duda. Aunque vos mirabas para otro lado.
Si fue precavida, a veces pesimista con su visión de "futuro"; vos pusiste el optimismo, pero tirabas la pelota hacia adelante con tus "ya veremos". Ambas eran sincericidas, pero cuando había que hablar de sentimientos vos usabas metáforas y te hundías en tu propia confusión; ella era sintética y decía las cosas sin vueltas. Cuando se conocieran, sus dudas se verían aclaradas, decretaron (o decretaste). Mientras tanto, iban a disfrutar del camino hacia el Machu Pichu (sí, fue a vos a quién se le ocurrió ése ejemplo).
El día D llegó. Vos cargaste tu mochila, subiste al micro y te dispusiste a salvar los 300 kilómetros que te separaban de ella. Si se levantó temprano (a pesar de que la noche anterior se acostó tardísimo por chatear con vos) y se dispuso a preparar todo para recibirte. A la hora indicada, te fue a buscar a Retiro (aún hoy una dulce costumbre). Los parlantes anunciaron la llegada del micro procedente de Rosario. Se abrió la puerta y descendiste.


miércoles, 1 de abril de 2009

2 meses para una eternidad



Comenzaron a sonar los acordes y al instante se te representó la imagen de ambos cuerpos bailando la melodía. Hasta ahora sólo lo habías podido llevar a cabo en tu mente a causa de la distancia, pero justo ese sábado sólo había una puerta de por medio. Cuando su cuerpo cruzó el umbral, le pediste que se acercara porque esta canción la tenemos que bailar.
Ambos cuerpos se fundieron en un abrazo, para moverse lentamente al son de la música que hablaba de "dos amantes que se olvidan del mundo al estar uno en brazos del otro. Y que ahora saben que todo lo que quieren es sostenerse muy cerca. Porque están muy cerca de alcanzar ese famoso final feliz".
Giraron lentamente por la habitación, la música y un sos hermosa, sos muy hermosa apenas susurrado era lo único que se escuchaba. Los cuerpos se mecían lentamente al unísono, mientras las manos acariciaban con amor espaldas ajenas.
Al llegar el momento cúlmine del tema, aceleraste los giros para que se transformara en un verdadero baile de cuento de hadas. Las dos amantes recorrieron la habitación sin separarse ni un ápice. El final fue como correspondía. Tu cuerpo se inclinó sobre el otro sosteniéndolo. Te amo.
"Estamos tan cerca de alcanzar el famoso final feliz. Creyendo que esta vez es verdad. Sigamos soñando porque sabemos que estamos Muy cerca, Muy cerca y aún tan lejos".




(Gracias Verónica por ayudarme a hacer posible el nuevo look del blog)

sábado, 14 de marzo de 2009

...IF you'll only hold me tight we'll be holding on forever...



Estabas triste, muy triste. Pasaste por una situación muy difícil a nivel emocional y estabas dolida. Lo único que calmó tu congoja y te dio calor fue escuchar su voz a través de los auriculares. Animándote. Apoyándote. Consolándote. Pero por sobre todas las cosas, amándote.
No te dejó sola ni un momento, su voz te acompañó en cada segundo de ese día lloroso. "Mañana voy para allá, no quiero que estés sola. Cuando puedas nos encontramos". Te negaste. No querías que hiciera un viaje de 300 km sabiendo que sólo sería por unas horas y todo porque estabas triste. Quería estar con vos para que no te sintieras sola. Porque te amaba.
Doce del mediodía. Lluvia torrencial. Terminal de ómnibus. Viste que pasaba y corriste para evitar un nuevo desencuentro. Se abrazaron, aunque por muy poco tiempo, fue su queja. Ya no te sentías triste, desconsolada o a punto de llorar. Una sonrisa cubría tu rostro de oreja a oreja. Sólo con su presencia borró todo aquello que no fuera alegría. Calor. Amor.
Caminaron de la mano bajo la llovizna. Hablaron de todo y nada. Su mano en tu mano decía acá estoy, te amo. Tu preocupación para evitar que se moje decía te amo y por eso me preocupo por vos. Caminaron sin rumbo. Abrieron el paraguas cuando la llovizna dio paso a la lluvia. Finalmente, fueron a almorzar.
Se sentaron frente a frente. Le clavaste la mirada sonriendo. "¿Qué?", te espetó. "Nada, soy simpática", replicaste. Aunque la respuesta real era que te amo, soy feliz y no puedo dejar de sonreír como una idiota. Mi mirada te acaricia y te busco los ojos porque me fascinan como lo hicieron desde el primer instante en que nos vimos. Y además, soy simpática, aunque vos digas que no.
Fueron a ver una película [in]mirable cuyo título nunca confesarán. Se acariciaron, se besaron y de dijeron te amo una y otra vez. Aunque hay que aclarar que no ofendieron a la moral y las buenas costumbres...bueno, en realidad sí. Estabas muy contenta de que no te haya hecho caso y viajara para estar con vos.
Cuando salieron del cine ya no llovía. Caminaron de la mano y se sentaron en un banco frente al río. No era necesario hablar, pero lo hicieron hasta que volvió a escucharse el tic tac del reloj que marcaba cada minuto menos que les quedaba. Cada segundo que transcurría opacaba un poco más sus sonrisas. La inmimente separación les oprimía los pulmones.
Otra vez la estación. Se abrazaron con fuerza. Le diste un beso en el cuello. No te faltaron ganas de seguir sus pasos y subirte al micro, fue muy duro ver cómo desaparecía en su interior. Te fuiste bastante triste, aunque esta vez por motivos diferentes. Lágrimas sin derramar asomaban a tus ojos. Sonó "Fly me to the moon" en tu celular y se te comprimió la garganta, pero una sonrisa asomó a tus labios. Escuchaste su voz y una sensación de calidez te invadió de punta a punta.
¿Te dije gracias?

martes, 17 de febrero de 2009

Fly me to the moon



Te despertaste 6 en punto de la mañana. Cuando viste la hora supiste que a 300 km había alguien que estaba preparándose para ir a tu encuentro. 6.30 no pudiste resistir la tentación de enviarle un mensaje, visto y considerando que no te ibas a poder dormir hasta haberlo hecho. Querías que supiera que estabas ahí.
No veías la hora de estar otra vez frente a frente para decirle en persona todo lo que sentías, lo que significaba para vos. Estiraste al límite su paciencia e hiciste que se esforzara al máximo. Pero al final obtuvo su recompensa cuando, dejando a un lado el pánico, reconociste que estabas total, profunda y locamente enamorada.
Horas más tarde buscaste su figura en cada ventanilla. El reflejo del sol en los vidrios te impidió ver algo. Cuando se abrió la puerta identificaste inmediatamente su cabello oscuro. Un cosquilleo comenzó en tu estómago y se propagó por el resto del cuerpo. ¡Por fin!
Se puso la mochila, bajó las escaleras y fue directo hacia vos. Se fundieron en un abrazo y se dieron un beso en la mejilla. Lo que anhelaban era otra cosa. Un "Te amo" que no llegó a destino se perdió entre la gente.
Se abrazaron y así partieron hacia la parada del colectivo. Una vez en el, las manos se unieron y sólo se soltaron para descender. Llegaron a tu casa. Saludaron. Subieron a tu habitación para dejar su mochila y volver a partir.
La puerta se cerró a sus espaldas. Se encontraron a mitad de camino y se fundieron en un abrazo apretado y un beso interminable. Se apartaron apenas para mirarse a los ojos. El "Te amo" ahora sí llegó a destino. "Era hora que me lo dijeras en persona".
Los labios volvieron a unirse. Las manos recorrieron los cuerpos, los apretaron. Paso a paso te fue llevando contra el ropero y apoyó todo su cuerpo contra el tuyo sin dejar de besarte. Minutos después vos guiaste el suyo contra la puerta. Agarraste sus glúteos y apretaste su pelvis contra la tuya. Las bocas seguían sin darse respiro. "Mejor nos vamos".
El cielo sin nubes; el sol radiante; la brisa fresca que movía sin cesar las hojas de los árboles y los pájaros, que musicalizaron la escena; fueron testigos de sus mimos. Se miraron. Se besaron. Rieron. Discutieron amistosamente. Se abrazaron. Jugaron ajedrez. Te volvió a ganar. Dos juegos. Te quejaste. Te consoló.
Regresaron a tu casa de la mano. Tomaron chocolatada con lemon pie. Subieron a tu habitación. Tu cama soportó el peso de dos cuerpos. Más suspiros, besos y caricias. Los Te amo se mezclaron con los Te extrañé, con los Me gustás mucho y con los Te quiero.
Cenaron fuera. Volvieron mirando el cielo estrellado. El reloj volvió a convertirse en su enemigo. Mañana a esa hora estarían cada uno en su casa a 300 km de distancia. El pesar se respiraba. Su mirada triste te dolía. Te sentiste impotente.
Otra vez en tu habitación la oscuridad arropó a los cuerpos que se reconocieron y se volvieron uno. Más besos, caricias y abrazos invadieron el cuarto. Mucho más tarde, pasaste tu brazo por su cintura y apretaste su cuerpo contra el tuyo. Así durmieron.
A la mañana siguiente hicieron tiempo en un parque cercano a la estación. Apoyaste tu cabeza en su estómago mientras te acariciaba el pelo. Te quedaste dormida unos minutos. Mientras, sus ojos besaron cada milímetro de tu cara.
Como en una imagen repetida pero a la inversa se encontraron despidiéndose en otra estación. Se abrazaron con fuerza. Se dijeron "Te amo". Esperaste a ver su figura a través de la ventanilla y te despediste.
Llegaste a tu casa. Subiste a tu cuarto. Cuando abriste la puerta su perfume te pegó en plena cara. En pleno corazón. ¿Quién diría? Parece que después de todo, el amor sí que tiene que ver con esto.

sábado, 7 de febrero de 2009

¿Qué tiene que ver el amor con esto?



Sonó el celular y una sensación de angustia te invadió el estómago. Ese sonido te anunció que el reloj comenzaba su rápida cuenta regresiva. En unas horas tendrían que separarse. Silenciaste la alarma y te volviste boca arriba.
No te querías ir. Justificaste esas sensaciones diciéndote que se debían a la intensidad de los últimos tres días, no significaban nada más. Te habías acostumbrado. Sí, era eso. No tenías porqué preocuparte.
Le rozaste la mano. Tu dedo meñique buscó el contacto sin dilación, sin dudas, sin temores, él sí sabía lo que quería. Al poquito rato el roce se quedó corto, así que el resto de los dedos siguieron el ejemplo y se agarraron a su mano con fervor. "Tenés que levantarte", te dijo.
Te volviste de costado. Quedaron frente a frente. Sus ojos apresaron los tuyos. Durante los días anteriores, siempre intentaste esquivar su mirada. No podías, no querías leer lo que sus ojos te decían, te gritaban, te rogaban, te susurraban. Las pocas veces que te animaste a enfrentarlos, su mirada te llegó directamente al alma. "Andá a bañarte".
Minutos después tu boca buscó la suya, y la encontró. Un sin fin de besos y suspiros decoraron la habitación. Palabras sin decir colgaron de las paredes. Sentimientos que desbordaban y sentimientos apresados quedaron entre las sábanas. Sus caricias buscaban memorizar cada rasgo, cada resquicio. "Se te va a hacer tarde".
Tiempo después se abrazaron antes de atravesar la puerta. Su mano se apoyó en tu cola. Tus labios rozaron su cuello. Las bocas se encontraron. Los ojos se esquivaron. Era una despedida puertas adentro. Del otro lado estaba el mundo real. La desazón te invadió.
El viaje hacia la estación se hizo veloz y eterno al mismo tiempo. Cada cuadra que pasaba los alejaba un poco más. Cada cuadra que dejaban atrás te dolía un poco más. A mitad de camino te rendiste. Estiraste la mano y tomaste la suya. No la soltaste hasta llegar a destino.
No se dijeron nada importante. Apenas cruzaron miradas. Pero cada vez que podías le apoyabas la mano en la espalda. Necesitabas el contacto, aunque no lo sabías. O no querías saberlo. El reloj seguía corriendo. Cada vez tenían menos tiempo.
"Ya está, tenés que subir". Se abrazaron. Le besaste el cuello con suavidad. Cuando por fin te acomodaste en el asiento buscaste su figura en el andén. No la encontraste. Enojo. Dolor. Entendimiento. "¿¡Te fuiste!?"
Cuando las ruedas comenzaron a moverse la maraña de emociones que te negabas a aceptar se amotinaron. Las ganas de llorar fueron un shock. Todas esas sensaciones fueron una conmoción para tu mente. Pero principalmente, para tu corazón.
La distancia se encargaría de acomodar todo. En un día o dos las cosas volverían a ser como antes. No había nada de qué preocuparse. La causante de esos sentimientos fue la cercanía. Cuando llegaras a casa ibas a poder respirar otra vez con normalidad. Cuando llegaras dejarías de estar desbordado por sentimientos.
Porque después de todo, ¿qué tiene que ver el amor con esto?

miércoles, 14 de enero de 2009

Siniestra impunidad (the end)

Unos años más tarde, ante el estancamiento de la causa, Betty Ehlinger de Sequeira declaró a los medios que unos internos, que habían desparecido unos meses antes que Cecilia, le habían hecho confidencias y denuncias sobre supuestas irregularidades que se registraban en la Colonia y, en base a esos datos, ella había preparado dos gruesas carpetas que pensaba entregar a las autoridades nacionales en el ramo de la salud.
Se volvió a rastrillar Open Door, La Colonia Montes de Oca, sus pabellones, sus altillos y los túneles, todo, menos la ciénaga. En los alrededores de ambas clínicas se hallaron decenas de cadáveres, que según el doctor Florencio Sánchez, eran pacientes que se habían escapado. “En la colonia todos, sin excepción, tienen miedo, un miedo bárbaro, y por eso nadie quiere hablar, los médicos y los empleados temen perder el puesto porque ya inclusive hubo amenazas en ese sentido”. Fue el comentario de una antigua empleada. “Casi todos se guardan algo, porque si lo denuncian o lo comentan podrán tal vez orientar hacia pistas más seguras las pesquisas, pero a la vez, desnudarán graves falencias que venían ocurriendo dentro del establecimiento y que Cecilia hizo constar en actas. Como el altísimo índice de mortandad registrado poco antes de su desaparición, que llegó a casi cuarenta internos en un mes”.
A raíz de ésta y otras declaraciones, siempre anónimas a los diarios, se inició en 1992 una investigación al todavía director de la Colonia Montes de Oca, el Doctor Florencio Sánchez. Lo descubierto espantó al país. Se utilizaban enfermos como conejillos de indias para experimentar nuevas drogas, se realizaban ablaciones ilegales de órganos de los internos para destinarlos al mercado negro de trasplantes y se vendía sangre. El doctor Sánchez fue inculpado y detenido. Murió en la cárcel sin haber revelado ningún dato sobre la desaparición de la médica.
La conexión de este horror con la doctora Giubileo no tardó en instalarse en la opinión pública. Se llenaron hojas y hojas sobre el tema en diarios y revistas. Si en su vida privada no se encontraron motivos para su asesinato, estos debían estar en su vida profesional: Cecilia había descubierto una red de tráfico de órganos y por esa razón, la habían secuestrado y asesinado a sangre fría.
Se inició una causa por una denuncia anónima que afirmaba que en la ciénaga de la colonia se había enterrado a pacientes desaparecidos. Comenzaron las excavaciones y, a pesar de los rumores, el juez Dante Pietrafesa negó que tuvieran relación con el caso Giubileo. Poco después de iniciado el trabajo, el titular de la Corte suprema de la Nación, viajó en helicóptero a Mercedes para pedir que se suspendiera la actividad. Los investigadores volvieron a quedarse sin pistas.


Algunos diarios publicaron que el caso, caratulado Cecilia Giubileo, “Presunta privación ilegal de la libertad”, había prescripto en el año 2000, otros que lo había hecho en el 2001, un medio televisivo entrevistó a una abogada penal, la Doctora María Cecilia xxxxxx, para que aclarara el tema. “En éste caso en particular, al no hallarse el cuerpo no hay delito, por lo tanto el caso no puede prescribir. Incluso la carátula podría ser errónea, ya que la mujer podría estar viva, o haber muerto por un golpe producto de una caída. La prescripción corre a partir del día en que aparece el cadáver, que en caso de asesinato es un máximo de doce años”.
Una inspección oficial de los archivos de los psiquiátricos Open Door y Montes de Oca, reveló que entre 1976 y 1991 habían muerto 1321 pacientes y que otros 1395 estaban desaparecidos.
Pasados veintitrés años la Doctora Cecilia Enriqueta Giubileo continúa desaparecida. Nadie fue inculpado por su presunta muerte y muy pocos se acuerdan ya del caso de la mujer que, poco antes de desaparecer, le confesó a una amiga: “Quiero tener un hijo, formar un hogar…esperar a mi marido cuando llega del trabajo”.

lunes, 12 de enero de 2009

Siniestra impunidad (tercera parte)

En ese momento comenzó la lenta y dificultosa investigación sobre el destino de Cecilia Giubileo, conducida por el Dr. Jorge Galloso, juez penal del Departamento Judicial de Mercedes, quien caratuló la causa como Cecilia Giubileo, Presunta privación ilegal de la libertad.
Los primeros operativos de investigación estuvieron encabezados por el comisario Néstor Lencinas, quien llevó unos diez o doce agentes a la Colonia para que, sumados a los médicos y enfermeros, comenzaran la búsqueda dentro del predio. Iban en grupos de dos o tres personas recorriendo las hectáreas y llamando a la doctora por su nombre. Lo único que quedó sin revisar, por carecer de los fondos necesarios, fue una ciénaga que formaba parte del predio. En el Renault 6 de Giubileo hallaron un atado de cigarrillos debajo del asiento del conductor, sus botas de gomas y su capa, y varias toallas. No había ningún rastro de lucha o de violencia. El tanque de nafta estaba vacío. En Casa Médica, si bien la cama de la habitación fue encontrada sin deshacer, la doctora estuvo en ese lugar, la prueba fueron los zapatos marrones que encontraron allí y que ella llevaba en su bolso. La hoja del cuaderno donde constaba la supuesta salida de la médica fue arrancada.
A medida que pasaban los días el operativo iba aumentando. Jaurías de perros adiestrados rastrearon los rincones, un helicóptero sobrevoló el lugar buscando huellas, la policía y los bomberos se internaron en viejos túneles que desde el siglo pasado comunican por el subsuelo a los pabellones encontrando, en varios de ellos, huesos humanos que aparentemente llevaban varios años en el lugar. Al mes de ocurrida la desaparición, ya eran seiscientos los testigos que habían desfilado ante los investigadores.
La familia Litardo, de Torres, denunció que el día 20 recibieron una llamada telefónica y escucharon una voz de mujer que les advirtió que “no esperaran a la doctora Giubileo porque no iría al consultorio a atender pacientes”. La Brigada de Investigaciones de Mercedes rastreó la llamada y descubrieron que salió del conmutador del Instituto Open Door, la telefonista a cargo fue interrogada, pero a las pocas horas quedó en libertad.
Se hurgó en la vida sentimental de la médica, pero todos los hombres involucrados soportaron la investigación sin que pudiera acusarse a nadie. Varios diarios publicaron en sus páginas que Giubileo no tenía definida su inclinación sexual, incluso nombraron como supuesta amante de la doctora a Graciela. “Si la ven con un hombre, hablan. Si tiene una amiga, hablan. Entonces, ¿una qué tiene que hacer, andar sola?”. Fue la indignada respuesta de la mujer. Un médico de Open Door declaró: “Se pretende adjudicarle a la doctora inclinaciones que ella jamás tuvo o demostró, como si se quisiera justificar su desaparición con ciertas desviaciones”. La policía desechó la hipótesis luego de varias averiguaciones. También surgió la idea de un posible secuestro, pero nadie pidió rescate. Se dijo que se había exiliado a un pueblo limítrofe entre Ecuador y Colombia porque se había convertido en miembro de una secta religiosa, luego se aseguró que practicaba ciencias esotéricas, pero ninguna de estas hipótesis se sostuvo durante mucho tiempo.
Se robaron una libreta, carpetas y una grabación del departamento de Cecilia. Grupos encapuchados golpearon e intentaron secuestrar a varios de sus amigos y colegas de la Colonia, pero nadie fue apresado. Al poco tiempo, la causa pasó a manos del juez Federal de Mercedes, Marcelo Heredia.
El invierno dio paso a la primavera, y esta al verano, sin embargo Cecilia Giubileo seguía sin aparecer. Un rumor que surgió por entonces fue que había sido asesinada por uno de los pacientes, pero la mayoría de los médicos de la colonia rechazaron la idea categóricamente. “Algunos especularon con la idea de que fue asesinada por uno de los internos y su cadáver fue ocultado. Cómo médicos sostenemos que para que un oligofrénico llegue al crimen tiene que tener, imprescindiblemente, un fondo epileptoide, característica esta que no se observa en la Colonia. De haber sido muerta por un interno tendría forzosamente que haber quedado un rastro. Cecilia jamás se separaba de un maletín donde llevaba todos sus documentos; ella desapareció y también desapareció su maletín, que estaba en la habitación de residentes. ¿Nos quieren hacer creer que un oligofrénico la mató en los jardines y después entró a la habitación, robó el maletín y después también lo hizo desaparecer? De ser así detrás del brazo ejecutor tendría que haber un autor intelectual”.
Con el tiempo los investigadores se fueron quedando sin pistas y el caso dejó de ser noticia. Poco a poco el pueblo fue recuperando su rutina habitual, aunque cada tanto, surgía algún rastro que recuperaba el interés de los medios y la gente. La llegada de una parapsicóloga que aseguró poder encontrar a la doctora instaló el caso en la tapas de los diarios otra vez. Pidió una foto y comenzó a recorrer las hectáreas de la clínica. Luego de unas semanas declaró públicamente que Cecilia Giubileo nunca había abandonado la Colonia y que se hallaba en el fondo de la ciénaga. La policía jamás tomó en cuenta los dichos de la mujer.

Continuará...

sábado, 10 de enero de 2009

Siniestra impunidad (segunda parte)

El lunes amaneció con mal tiempo. Carlos Novello estaba en la enfermería buscando un medicamento cuando llegó una enfermera buscando a un médico para el pabellón 11. Carlos le dice que vaya a Casa Médica a buscar a la doctora Giubileo, la enfermera vuelve en pocos segundos diciendo que no hay nadie en las habitaciones.
“Llamá por teléfono preguntando en los otros pabellones, debe estar atendiendo a algún paciente”.
A las ocho de la noche un grupo de enfermeros y médicos ya estaban muy preocupados por la ausencia de la doctora, sobre todo porque su auto seguía estacionado donde ella lo había dejado el día anterior. Carlos decidió terminar con el asunto y sugirió avisarle al director de la Colonia, el doctor Florencio Sánchez. El grupo se dirigió al despacho del director, pero la respuesta del facultativo sorprendió e indignó a todos.
“Ya mismo le inicio un sumario administrativo por abandono de la guardia médica”.
“Pero doctor...”
“¿No sería mejor avisar a la policía?” preguntó Carlos.
“¿A la policía? ¿Para qué? Es evidente que la doctora se fue”.
“Doctor, el auto de la doctora está en la clínica...”
“Eso no tiene nada que ver”.
“Doctor, la doctora Giubileo es muy responsable, jamás abandonaría su guardia” protestó una enfermera con indignación. “Ella…”
“Siempre hay una primera vez. Ahora vuelvan a sus puestos de trabajo” la interrumpió con brusquedad el médico. “Ah, Susana” Sánchez se dirigió a la enfermera. “Llamá a los albañiles que utilizamos siempre y decíles que vengan. Vamos a refaccionar y pintar Casa Médica”.
Al otro día, la señora Betty Ehlinger de Sequeira, una amiga y compañera de trabajo de Giubileo, llega a la Colonia para comenzar su jornada en la guardería donde se atienden y cuidan a los niños de los empleados. Registra su ingreso y cuando está por dirigirse a su pabellón vuelve sobre sus pasos y pregunta por su amiga a un doctor que se hallaba en el lugar, pero el hombre no sabe decirle si está en la Colonia. A las diez de la noche ya estaba bastante extrañada, ¿cómo era posible que no se hubiera cruzado con Cecilia ni siquiera una vez? “El lunes 17 no concurrí al trabajo, porque mi esposo, que se había ido de caza, trajo un jabalí y entonces todos en casa nos dedicamos el lunes a carnear al animal. Pero el martes me llamó mucho la atención no ver a Cecilia e, inclusive, más me extrañó que ninguno de sus colegas pudiera brindarme alguna información sobre su paradero. Nadie sabía explicarse como se había ‘evaporado’, dejando su automóvil, que tanto cuidaba y que con tantos sacrificios compró. Todos estaban preocupados, aparentemente, todos se preguntaban dónde podía estar Cecilia, pero a 48 horas de haber desaparecido, nadie, absolutamente nadie, había formulado la denuncia. El jefe de personal me dijo que iría a buscarla, pero yo por mi cuenta decidí no esperar más y me dirigí al consultorio particular que Cecilia tiene en Torres. Allí no había nadie. Entonces me dirigí al departamento que tiene en Luján, pero allí tampoco había nadie y días después cuando ingresó la policía, lo encontró vacío, sin rastros de Cecilia”.
Betty no se dio por vencida, alguien le sugirió que consultara con la empresa de micros San José, que es la que hace el recorrido entre la clínica y el pueblo. Se pensó que quizás, como el auto había quedado dentro de la clínica, la doctora podía haber tomado el último ómnibus de la noche para dirigirse a Torres y desde allí a Luján. Pero la empresa le informó que el último micro del 16 salió vacío. Ante esto, el miércoles a primera hora hizo la denuncia en la comisaría de Luján, donde quedó asentada como ‘búsqueda de paradero’.

Continuará...

jueves, 8 de enero de 2009

Siniestra impunidad (primera parte)

El domingo 16 de junio de 1985 la temperatura era excesivamente calurosa si se tenía en cuenta que era invierno. Para Cecilia Giubileo era un día prácticamente libre, ya que recién a la noche debía tomar guardia en la Colonia Montes de Oca. Así que se levantó al mediodía, se bañó, se puso un pantalón de gimnasia azul, una remera blanca y zapatillas.Como no le gustaba demasiado cocinar sacó del horno unas porciones frías de pizza que habían quedado de la noche anterior, se sirvió un vaso de agua de la heladera y se sentó a comer. Cuando terminó de almorzar tomó las llaves del auto que estaban sobre la mesa, se colgó el estuche que contenía una raqueta de tenis del hombro y salió del departamento.
A las dos de la tarde tenía que estar en la estación de ómnibus de Luján para recoger a Graciela. Ambas se habían hecho amigas cuando la Doctora estaba trabajando en una clínica de Campana, en seguida descubrieron la pasión mutua que sentían por el tenis y así fue como convinieron en jugar una vez a la semana más allá de los compromisos de ambas. El micro llegó puntual, las mujeres se saludaron afectuosamente y, charlando, caminaron hacia el auto de la doctora, que las esperaba para llevarlas al club El Timón de Jáuregui, otra localidad cercana a Luján, del que ambas eran socias. Pasaron varias horas jugando y poniéndose al día sobre las novedades que podrían tener tras una semana sin verse.
Cuando terminaron de jugar se ducharon y cambiaron de ropa en los vestuarios del club y regresaron al departamento de Cecilia para que ésta dejara la raqueta y tomara el bolso con el que luego iría a trabajar. Giubileo vestía ahora un jogging azul, con vivos claros, campera celeste y zapatillas blancas. Desde allí se dirigieron a una estación de servicio para cargar nafta y luego pararon en un quiosco, donde la médica compró un atado de cigarrillos Marlboro para, finalmente, llevar a Graciela a la estación de ómnibus.
A pesar que aún era temprano para tomar su guardia nocturna, recorrió los 20 kilómetros que la separaban de Torres y fue a casa de los Ávila, una familia con la que trabó amistad a su llegada a ese pueblo. Tan amigos se hicieron que no sólo había sido elegida madrina de una de las hijas del matrimonio, sino que además le pusieron su nombre a la niña de 7 años.
"No llevo a Cecilia conmigo porque creo que esta noche estoy sola en la guardia, pero mañana la paso a buscar para llevarla al cumpleaños de Lenina" dijo la doctora antes de irse, refiriéndose a una amiguita de su ahijada.
"No te hagas problema, Ceci. De todas formas hoy tiene que hacer un montón de tarea para la escuela".
El clima había cambiado repentinamente, en ese momento era frío y húmedo, al atardecer había bajado una neblina extraña. A las 21.48 la doctora Giubileo registró su ingreso a la Colonia Montes de Oca. De inmediato, sin tomar contacto con otras dependencias del instituto, atendió a un paciente de apellido Frasia, que tenía bronquitis y fiebre alta, en la enfermería. Después cumplió con el papeleo de unos familiares que fueron a llevarse el cuerpo de una interna que había fallecido a la tarde.
"Empezó movidita la noche, ¿no doctora?" comentó Carlos Novello, uno de los dos enfermeros que estaba allí.
"Así parece, esperemos que sea un amague, nomás. ¿Por casualidad no tendrán un par de cigarrillos? Me compré un atado antes de venir para acá y no lo encuentro, ¡espero que hayan quedado en el auto!"
"Si tome" respondió el otro enfermero alcanzándole un atado del que la doctora sacó tres cigarrillos.
"¡Gracias, me salvaste la vida!" Exclamó la doctora guiñándole el ojo. "Bueno, ahora me voy a Casa Médica a estudiar".
"Vaya doctora, cualquier cosa le avisamos".
Casa Médica era la denominación del pabellón en el que se alojan los médicos residentes, el mismo se hallaba separado de la enfermería por un pasillo de quince metros, que dividía las dos habitaciones que estaban destinadas a los médicos, si uno continuaba caminando por él llegaba al comedor, único lugar por el cual se podía acceder al baño. La mujer atravesó el pasillo y entró en la habitación de la derecha. Cada habitación tenía dos camas de una plaza ubicadas a la izquierda de la puerta, entre ambas había una mesita de luz, con un velador. Cecilia dejó el bolso y el maletín del que nunca se separaba arriba de la primera cama, pero no tuvo tiempo de hacer nada más, porque justo en ese instante golpearon la puerta. Era un paciente que venía a buscarla porque se había producido una emergencia en el pabellón 7, que estaba a unos quinientos metros de la Casa Médica. El citado pabellón le había pedido al 8, que estaba cerca, un paciente “lúcido” para que busque rápidamente a un médico, ya que los teléfonos internos del pabellón 7 no funcionaban desde hacía varios meses.
"Bueno, vamos a ver que pasa. ¿Cómo te llamás?"
"Miguel. Miguel Cano, doctora".
"¿Vas a ser mi guardaespaldas, Miguel?" bromeó la doctora.
El paciente regresa a su pabellón y pide permiso para acompañar a la doctora hasta la Casa Médica, cuando ésta finalice su tarea. Miguel es autorizado, ya que los médicos por razones de seguridad, no andaban a esas horas por afuera a pesar que los senderos estaban bien iluminados, con luces de mercurio.
En la enfermería Carlos ve como la doctora le regala tres cigarrillos al paciente, cuando éste se va le pregunta: "¿Cómo, no te ibas a estudiar?"
"Así lo había pensado, pero me llamaron del pabellón 7. Atendí una urticaria gigante" le contestó Cecilia mientras cruzaba la enfermería hacia Casa Médica.
Esa fue la última vez que alguien vio o habló con la doctora Cecilia Giubileo.


Continuará...

lunes, 5 de enero de 2009

Siniestra impunidad (introducción)

Bueno, resulta que tengo varias cosas que me gustaría escribir acá, pero estoy con fiaca o falta de creatividad o vaya a saber qué. Así que decidí, para no abandonar el blog, ir posteando en 2 o 3 veces un trabajo de "investigación periodística" en formato de crónica novelada (ufff!) que tuve que hacer para 1º año sobre un tema real que me interesara.
Todos los datos son ciertos y extraídos de diarios (Clarín, La Nación o sus suplementos), los aportes legales los hizo mi profesora de derecho, pero en el traspaso de la información pude haber metido la pata, que conste. Me tomé algunas licencias literarias, pero nada que afecte el caso en sí, sólo para llenar huecos en la narración.
Los argentinos, más si son "viejitos" como yo, recordarán este caso, el resto lo descubrirá ahora, eso si no se aburren antes y dejan de leer. Debo admitir que cuando ocurrió el suceso la niña de 8 años que fui quedó atrapada por todo lo que se dijo, es más, puede que fuera en ese preciso momento en que me enamoré de los policiales. También viene unido a este caso el recuerdo del periodista José de Zer y sus jadeos al decirle al camarógrafo: "Seguíme, Chango, seguíme".
Bueno, basta de cháchara, vamos a los bifes...


A comienzos del siglo XX, un precursor de la psiquiatría argentina, el doctor Domingo Cabred, fundó un asilo para albergar y curar enfermos mentales pobres. El manicomio, cuyo nombre oficial era Instituto Neuropsiquiátrico Dr. Domingo Cabred, fue concebido como un asilo abierto en el que la paz de la naturaleza atenuara el dolor. El predio era conocido como Colonia Open Door y ocupaba 600 hectáreas en las cercanías de un pueblo llamado Torres, en cuyas tierras se hospedaba otra clínica: La Colonia Nacional "Dr. Manuel A. Montes de Oca".
Dicha Colonia es el hogar de más de 1400 enfermos mentales y oligofrénicos* de ambos sexos. La clínica, construida en un predio de más de 270 hectáreas con zonas profusamente arboladas, está situada sobre la ruta 192, en el partido de Luján. Las personas que no eran de la zona muchas veces creían que las clínicas eran en realidad una sola y, para referirse a alguna de ellas, usaban indiscriminadamente Open Door o Colonia Montes de Oca.
Torres queda a unos 20 kilómetros de la ciudad de Luján, es un típico y apacible pueblo de la llanura levantado en torno a una vieja estación de ferrocarril, esta rodeado por estancias y haras donde se crían los mejores caballos argentinos de polo que son reconocidos en el mundo. Tiempo atrás, había sido un parador en el que se detenían algunos trenes para cargar y descargar tarros de leche y correspondencia. En 1985 tenía 1500 habitantes, varios de los cuales prestaban servicio en la clínica de la localidad Domingo Cabred y en la Montes de Oca. Pero entre todos los habitantes de Torres hubo uno, en realidad una, que destacó.
Era una mujer de 39 años, delgada – pesaba 51 kilos -, de boca sensual, risa luminosa y mirada intensa, que había teñido de rubio su pelo oscuro. Nació en Córdoba en el 28 de octubre de 1946 y estudió medicina en la Universidad Nacional de Córdoba en los conflictivos años 60. Militó en la izquierda y participó en huelgas y manifestaciones. En una de ellas, conoció a un joven del que se enamoró. Se casó con Pablo Chabrol y se fueron a vivir a España. Allí trató de revalidar sus estudios, pero el intento duró lo mismo que su matrimonio... menos de un año. Volvió al país ya separada y se concentró en la facultad. En 1970 se recibió y se trasladó a Campana, donde se desempeñó en un dispensario metalúrgico. Dos años más tarde se mudó a Torres donde instaló una clínica, en la calle Calderón de la Barca 770. El consultorio era en realidad una habitación que formaba parte de una finca centenaria propiedad de la señora Inés Montoya. “No firmamos ningún tipo de contrato porque no es mi costumbre. Sólo le dije que esperaba que no viniera con gente extraña, porque yo vivo aquí con mi madre que es muy anciana. Ella sonrió, y puedo asegurar que su conducta fue siempre ejemplar”.
Los lugareños se preguntaron en varias oportunidades qué había llevado a una médica recientemente recibida a instalarse en ese pueblo desconocido. “La doctora era muy cariñosa y dicharachera, aunque reservada”, fue el comentario de todo aquel que la conoció. También era bondadosa, en varias oportunidades compró remedios que eran muy caros para sus pacientes y se los regaló, además no siempre cobraba las consultas. Era una mujer sencilla que por lo general vestía ropa sport, preferentemente usaba pantalones y le gustaba practicar deportes. Una vez a la semana se juntaba con Graciela, una amiga que tenía en la ciudad de Campana, para jugar al tenis; además estudiaba canto, participaba en un coro y tomaba clases de kárate en el Polideportivo de Luján, ciudad a la que mudó su residencia.
Compró un departamento en la calle Humberto I, una construcción tipo monoblock de planta baja y dos pisos, con escaleras y cocheras a un costado. En 1977 comenzó a prestar servicio en Open Door y en la Colonia Montes de Oca. Con el ingreso que le reportaron sus trabajos logró, con un gran sacrificio, cambiar su viejo Citroen por un Renault 6 blanco al que cuidaba casi exageradamente.
A Torres la seguía ligando el trabajo en los institutos y la clínica en la casa de la señora Montoya, cuya placa en la pared rezaba su nombre y su especialidad: “Cecilia E. Giubileo Clínica Médica”.

Continuará...



* Oligofrenia: es la deficiencia mental congénita, caracterizada por alteración del sistema nervioso, deficiencias intelectuales y perturbaciones afectivas. El Síndrome de la Oligofrénico es la detención del desarrollo psíquico, congénito o adquirido en los primeros años de vida.